sábado, 15 de noviembre de 2014

LA  CRISIS DEL EBOLA

¿Qué es el ébola? Hasta hace unos meses habíamos oído hablar de este virus como algo muy lejano que estaba matando a personas en algunos países de África.
Hasta que, de repente, uno de los misioneros españoles que llevaban años en Sierra Leona ayudando a los enfermos por ébola fue infectado y decidieron repatriarlo. Ahí empezó el problema para el resto. El miedo al contagio se corrió como la pólvora y si a eso añadimos los fallos en los distintos protocolos (menuda  palabrita, se ha usado más en los dos últimos meses que en los últimos veinte años) ya tenemos el lío armado. Había que culpar a alguien porque nosotros no podemos tener ébola. Los pobres negros de África, el Tercer Mundo que lo tengan pero nosotros somos europeos estamos a otro nivel.
Alguien tenía que tener la culpa de esta situación, de esta crisis del ébola:
     Este gobierno, que no tenía previsto que pudiera darse un caso de ébola, aunque nunca habíamos tenido ninguno y no tenían bien hechos los dichosos protocolos.
     Los  misioneros, que digo yo que para que se tienen que ir a la otra punta del mundo a ayudar a la gente necesitada, si ya se encargan los países ricos de ayudarles y mandarles dinero para poder hacer frente a sus necesidades. Y encima se infectan y tienen  la osadía de querer volver a su país aunque sea a morir, exactamente igual que los que traen de un país en guerra o cuando se produce una catástrofe. Pues que se mueran allí y no nos alteren nuestra vida que ya bastantes problemas tenemos.
      La enfermera Teresa Romero , que no sabemos muy bien como, si se tocó la cara o no, pero que al final se infectó. Y desde ahí todos los que entraron en contacto con ella que fueron bastantes. Todo un revuelo de entradas de ambulancias en el Carlos III, de pacientes en cuarentena, y televisiones en la puerta del hospital informando al minuto de lo que sucedía allí y en casa de la enfermera donde se armó la locura al llevarse a Excalibur.  Pero ya se sabe el nivel de prioridades de este país. Gracias a Dios al final todo salió bien. Teresa se curó y parece que el virus está erradicado de nuestro país, podemos respirar, que vaya dos meses de estrés. Lo que hace el miedo.
      Ya podemos estar tranquilos y no preocuparnos y cuando pensemos en África y veamos solo el ébola como un problema nos acordemos del hambre que llevan siglos sufriendo. Ah, bueno pero el hambre no es contagioso.